sábado, 26 de febrero de 2011

Esta semana, terminamos leer el libro The Spanish Civil War – A Very Short Introduction y ver el documental The Spanish Civil War. Quería comentar algunos puntos de los dos que me llamaron la atención.

Algo pequeño del documental - Franco escribió (bajo unseudónimo) una película, Raza, que se estrenó en 1942. Seguro que es basura propagandista, pero sería interesante verla. Me parece que, aunque no tendría ningún valor cinemático, nos ofrecería una mirada dentro de la mente de Franco, a su ideología y su vision para España.

Este párafo de Heather Graham me impresionó mucho:

"The defeated cast no reflection. No public space was theirs...Women concealed the violent deaths of husbands and fathers from their children in order to protect them physically and psychologically. In villages all over Spain many kept secret lists of the dead. Sisters mentally mapped the location of their murdered brothers, but never spoke of these things. The silent knowledge of unquiet graves necessarily produced a devastating schism between public and private memory in Spain. It was a schism that would long outlive even the Franco regime itself" (137).

Este me ayuda entender mejor las "guerras de memoría" de España contemporanea. No sólo es una cuestión de cómo recordar el reinado de Franco, sino también es una cuestion de reconstruir una memoria historica en una manera pública y oficial. Es una cuestion de curación y validación para las familias con estas "listas secretas" de los muertos. Más que todo, es una cuestion de cómo volver a contar la historia a las generaciónes que no experimentaron la violencia. El punto de Graham sobre la "mirada de los nietos" que pregunta sobre sus familiares que no están como catalizador para este proceso es muy interesante.

Este párafo también coloca al proyecto "La cultura contra la impunidad" en un contexto en que gana una cierta urgencia que no notaba antes. Esta esfuerza dar voz a estas victimas secretas en una manera tan poderosa y directa es una llamada reconciliarse con un pasado oscuro, sin juegos. No obstante, me pregunto a qué medida sería posible salvar la distancia entre, como Graham dice, la memoria pública y la memoria privada en España.

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